Las despedidas duelen. Siempre. Es muy difícil decir adiós. Me refiero a decir adiós a la gente que quieres. Pero permíteme contarte que existe una palabra que puede salvarnos de esa tristeza inenarrable que acompaña a las despedidas. Las despedidas duelen. Siempre. Es muy difícil decir adiós. Me refiero a decir adiós a la gente que quieres; a aquellos que suman en tu vida, porque a otros, en cambio, es sano y preceptivo dejarlos ir, o incluso invitarlos a marcharse. Existen diversos tipos de adiós, y solo uno de ellos es aceptable. En algún momento, todos hemos vivido ese momento aciago en el que toca decir adiós a los que te importan de verdad. ¿Mal asunto? Depende... porque permíteme contarte que existe una palabra que puede salvarnos de esa tristeza inenarrable que acompaña a las despedidas indeseadas. Y de verdad, quédate con ella, porque atesora mucha magia en sí misma. Te hablo de Tupananchiskama, o la pretensión del buen adiós.
"Tupananchiskama, o el buen adiós"LEER MÁS